El cine peruano ha recorrido un largo camino. Lo que alguna vez fue un arte casi artesanal con recursos limitados, hoy se está convirtiendo en una industria en crecimiento con historias poderosas que viajan por el mundo. Desde los dramas en blanco y negro hasta películas multipremiadas en festivales internacionales, el séptimo arte en el Perú ha evolucionado, resistido y, sobre todo, brillado.

 

Los Primeros Pasos: Un Cine con Corazón y Realidad

Todo comenzó a principios del siglo XX con documentales locales y las primeras ficciones que mostraban nuestras costumbres, fiestas y vida cotidiana. Aunque en esa época el cine era más bien un lujo urbano, ya se notaba la intención de contar historias que nos identificaban como peruanos.

Películas como Kukuli (1961), una de las primeras en quechua, marcaron un antes y un después. No solo porque fue innovadora, sino porque demostró que nuestras lenguas originarias también podían tener protagonismo en la pantalla grande.

 

Décadas de Lucha y Creatividad

Durante los años 70 y 80, el cine peruano vivió una etapa complicada. La falta de apoyo estatal, la censura en algunos momentos y las dificultades económicas no detuvieron a cineastas valientes que seguían contando historias, muchas veces con bajos presupuestos pero con mucho ingenio.

Películas como Gregorio (1984) y Juliana (1989) retrataron la vida dura en Lima, especialmente la de los niños marginados. Estas producciones conectaron con el público porque eran crudas, reales y 100% peruanas.

 

Un Nuevo Siglo, Una Nueva Ola

A partir del 2000, las cosas comenzaron a cambiar. Con el apoyo de fondos estatales como DAFO y el aumento de festivales de cine locales, surgió una nueva generación de directores con voces frescas.

Películas como La teta asustada (2009) de Claudia Llosa no solo fueron éxitos nacionales, sino que pusieron al Perú en el mapa mundial del cine. Esta película ganó el Oso de Oro en Berlín y fue nominada al Oscar. Nada mal para una historia profundamente peruana, contada desde la perspectiva de una joven marcada por la violencia política.

 

Diversidad de Voces y Estilos

Hoy en día, el cine peruano es más diverso que nunca. Hay películas de terror como Cementerio General, comedias populares como Asu Mare, dramas intensos como Retablo y producciones que recuperan la esencia andina, amazónica y costeña. Ya no se trata de una sola mirada limeña: hay cine desde Puno, Ayacucho, la selva, la sierra y la costa.

Además, los cineastas jóvenes usan las redes sociales, plataformas digitales y festivales independientes para hacer circular sus obras, rompiendo barreras que antes parecían imposibles.

 

El Futuro del Cine Peruano

El cine en el Perú no solo está creciendo en cantidad, sino en calidad y reconocimiento. Lo mejor es que cada vez más personas, tanto dentro como fuera del país, están interesadas en ver lo que tenemos que decir desde nuestra cultura, nuestras historias y nuestra manera única de ver el mundo.

Hay todavía muchos retos: mejorar la distribución, lograr más espacios en salas comerciales y seguir apoyando al cine regional. Pero lo que ya está claro es que el cine peruano está más vivo que nunca.

Como peruano, me llena de orgullo ver cómo hemos pasado de grabar con lo justo a competir en los escenarios más grandes del cine mundial. Porque nuestras historias merecen ser contadas, vistas y aplaudidas. Y si algo nos ha enseñado esta evolución, es que el cine peruano tiene corazón, voz y muchísimo futuro. ¡Larga vida al cine hecho en Perú!

By Gael

Oriundo de Arequipa, Perú, mi misión es brindar las últimas novedades, joyas ocultas e historias fascinantes del corazón de Latinoamérica.